Si me he sorprendido desvelado e indignado, a altas horas de la madrugada, escuchando con voracidad cómo las hordas enemigas arremeten contra La Verdad, sintiendo a esas hordas más enemigas y más próximas que nunca....Si me he sorprendido viendo nacer en mí el concepto real de enemigo, no como algo teórico, etéreo y lejano, sino como algo sólido, cercano y de patéticas virtudes morales...Si todo ello ha ido despertando en mi interior, a lo largo de unas pocas semanas, como un león enjaulado años y años, atemperado y que ante un estímulo inadmisible vuelve a rugir con fiereza, despertando ante el fulgor de la dignidad violada; si me he levantado orgulloso ante la manipulación y la tendenciosidad de tus palabras, entiendo que no debo preocuparme en demasía, salvo por el crecimiento del odio, a discreción, enfocando adecuadamente el objetivo. La reciprocidad del odio. El crecimiento del odio siempre es preocupante, y tendente a crecer sin límites.
Cuando eres consciente de ser odiado, no individualmente, sino formando parte de un pequeño elemento más en un enorme conjunto global, en un armazón compacto, desde otro bloque de mentes, premeditadamente y sin causa ni motivo, desde las tiernas edades de la infancia, con estas directrices xenófobas, eugenésicas e imposibles: odiemos a todos esos que se hacen llamar hermanos, que son millones, que nos molestan con su sola presencia aunque todos tengamos raíces comunes, centrémonos en crear una raza superior, en odiarles hagan lo que hagan y en que las generaciones venideras, cuando apenas tengan tres años, sepan ya odiarlos, hagamos que las generaciones futuras aprendan a odiarlos desde etapas pre escolares, in útero si la ciencia nos lo permite. Enseñemos a odiarlos.
¿Por qué? Porque sí. Y es entonces cuando la intensidad de los sentimientos que afloran, la cima de decibelios de ira y odio, te dejan noqueado precisamente por su existir, por su aparición...¿De dónde viene este odio y esta ira? ¿De sentirse injustamente humillado? Y te explicas las cosas que han sucedido en el pasado, cuando a las masas las confrontaban entre unos y otros y aparecían las guerras entre los hombres.
Todo cuanto había leído y visto sobre el asunto pertenecía a esa clase de vivencias de la civilización que no has vivido; han existido a lo largo de la humanidad, pero estimas que pertenecen por siempre al pasado, que el ser humano ha aprendido, tú entre ellos. Por tanto consideras que nunca vas a reaccionar de esta manera; pero en este tiempo que vivimos, los sentimientos los tengo inexplicablemente a flor de piel, y me veo abocado a un destino bélico; incluso crees vehementemente que podrías ser, voluntariamente llamado a filas para combatir con el fervor del más aguerrido de los soldados. Quiero ser un Soldado. Quiero ir a la Batalla. Mi sangre mediterránea me lleva a ello.
En el recogimiento individual y particular, ese odio he de saber encauzarlo hacia elementos positivos, hacia zonas cómodas revestidas de legalidad y adecuada ciudadanía, mientras creo alejarme de la masa y solo reconozco como míos mis pensamientos, con mis dudas, con sus claroscuros y con sus recovecos más frágiles. Pero acabo volviendo al muro, tan solo un ladrillo más del muro hacia el que disparan fuego enloquecidos fanáticos, que a su vez, me hacen fanático a mi, y radicalizo mis cogniciones. El odio, per se, es de lo más radical que conozco. ¿Cómo esquivar hierático la burla ofensiva, la burda mentira y la fabulación de la historia? ¿Cómo permitir ser vilipendiado de forma ruin, y no alzar la voz?
Nunca me había visto así. Estos días, he sido capaz de alistarme e ir directamente a combatir, de morir por unas ideas primarias y no negociables, de no sucumbir ante los que profanan su significado de pureza y virginidad....De volverme loco. Por primera vez me he posicionado. Y de hecho, he abandonado las trincheras de la confortabilidad del anonimato individual y he exigido mi uniforme y mis armas, para ir al frente de una vez, dando por supuesto que no hay otras vías. He intentado, al mismo tiempo, evadirme de los manipuladores y acercarme fríamente, de forma pura y solemne, a la Verdad, al concepto invariable y atemporal de Verdad.
Han pasado los días y me doy cuenta poco a poco de la historia de mi tierra y de la herencia presente, de la sangre derramada previamente y de la sangre emocional que gobierna nuestras conductas, de que no somos para nada libres, de quiénes podemos llegar a ser y de qué significan unas ideas, unos ideales o un sueño utópico de libertades. Conceptos abstractos hasta estas horas, cuando las he hecho por fin mías y de mi gente, no permitiendo que nadie, absolutamente nadie, los pisotee.
Nunca me había visto así. No me reconozco abanderando causas globales, y ahora me adhiero a conjuntos y masas uniformadas por un Anhelo, desgarrando mi voz para que se oiga más fuerte el grito de mi pueblo rezumando honestidad en cada sonido quejoso ante el ataque a la Justicia.
...y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de la destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección...
Y en esta batalla que por momentos interpreto como absurda y estéril, incluso surreal, me he apartado con dolo de quienes han jugado con posiciones tibias, antagonizando con la más elemental condición del hombre actual: su firmeza ante los que quebrantan la Ley y la Justicia. Seré un iluso, un ingenuo, un pardillo, pero es lo único en mi vida que me ha movido a las barricadas callejeras a expresar sin tapujos el ideal inquebrantable de lo justo, y no permitir más mentiras y más saña contra mi pueblo.
Yo lo veo a diario. Personas que actúan al margen de la ley reciben respuestas proporcionadas en pos del mantenimiento de una convivencia para todos. Para todos, que es algo que muchos no entienden, que aquí estamos todos, y por eso la Ley, para protegerte a ti individualmente, pero también de manera colectiva. Sangre, hematomas, excoriaciones, fracturas...¿Qué esperabas, uñas rotas? Al otro lado de la ley, y tú lo sabías de antemano, la respuesta va a ser vehemente ...¿No quieres que te defiendan de esta manera cuando alguien te agrede?
Ni religiones, ni credos obsoletos, ni nacionalismos baratos. Solo la ley, modificable según las civilizaciones, pero inmutable ante la verdad, debe ser el elemento de juicio valorable. Así que no me reproches que no te escriba, que no te hable, que no te ría las gracias, que no te acompañe en tu camino de silenciosa oscuridad, porque no caben medias tintas ni discursos deliberadamente inocuos y vacíos. Así que no te enojes si tus arcaicos prejuicios políticos te apartan de la compañía social más agradable, porque precisamente no es un asunto político, es un asunto de principios rectos ancestrales, donde no caben tus conjeturas prosaicas de un mundo utópico construido a base de palabras vacías desde infértiles teorías sociales.
Templado ya, deseando abandonar la fiebre de violencia que nos acorrala a todos, reconoces latidos pacíficos en el fondo de ti...Y mirando con recelo a la esquina más alejada a mi derecha, y arriba del todo, desde coordenadas clásicas que me dirigen al nordeste, me pregunto todavía si lo que aflora en mi estos días es lo peor o lo mejor de mi...Simplemente creo que la historia se repite sin cesar y las limitaciones humanas han de reconducirse desde una conducta moral intachable y pacífica, sin poder dejar de asombrarse uno ante el abismo del Odio.