(Perdóname, Palindra, porque no te mereces este escrito burlesco. No sé por qué lo escribo, pero es que me paso últimamente los días imitándote, en casa, sin parar, y creo que había una necesidad por mi parte de homenajearte. Sí, es un homenaje. Aunque suene a crítica, a queja, a sorna...No lo es. Es un sentido homenaje, que es lo que te has ganado a pulso. Y soy un cabrón, cierto. Son muchos años ya).
Me está mirando, arquea las cejas y se muerde ambos labios, sacando de sus órbitas los ojos. Balancea su chorla ligeramente hacia la izquierda. Estoy perdido. Quiere hablar conmigo de alguna de sus chorradas. Tiene argumentos estúpidos a los que ha llegado esta misma mañana, se siente orgulloso de ellos, y pretende exteriorizarlos, plantearlos, ser escuchado. Señoras y Señores, con todos ustedes, El Palindra.
Te estimo, Palindra, así que perdóname nuevamente por lo que aquí escribo. Eres buen tipo, no tienes maldad, no vas de "sobrao" ni eres petulante...Pero me irritas, sutilmente, pero me irritas. Estás, sencillamente "amamonao", y hay que decirlo. Es un amamonamiento suavón, no dañino, nada alevoso, pero entras plenamente, por derecho, dentro del concepto de "amamonao".
No es que seas un pelmazo, no es ese el concepto, es otra cuestión. Es otra visión de la vida. No eres nocivo ni malvado. Eres sencillamente un palindra. ¿Y qué es un Palindra, preguntarás interesado? Pues un Palindra eres Tú.
Intento explicarlo. Naciste para darle significado a esta palabra, por eso digo que Palindra eres Tú. Todo Tú es palindrez global, mayúscula. Es tu porte, tu forma de discurrir, tus palabras, tu mirada, tu semblante, tu forma de andar, tu tozudez...¡Todo! El Universo te dio una misión especial, eres el Elegido para mostrar al mundo las Enseñanzas Palindras, consistentes básicamente en un absurdo existencial, en una gran inoperancia funcional global y en una insensatez generalizada. Algún sentido tendrá tu Misión en la vida, porque está claro que haces maniobras de despiste para provocar la confusión a tu alrededor; tan "poyas"* no se puede ser.
Te enfrascas en conversaciones estériles, absurdas, pueriles, durante horas si hace falta...La mujer que te quiere -¿en qué lugar se enamoró de Ti, por Dios?- suspira cuando acometes cualquier terquedad de las tuyas, y no sueltas el tema...¿Cuál fue el último gran debate palindrón? Ah sí, que te extrañaba mucho que un funcionario de correos quisiera dedicarse a la política...La mujer que te quiere, el Señor le conceda un paraíso en el cielo, resoplaba cuando se asomaba a la sala y oía las polladas que nos dedicabas. Nadie se atrevía a opinar, ¿para prolongar aún más tus parrafadas cargadas de pamplinas? ¿Para qué? Las tonterías que expresabas eran tan insulsas, dentro de lo absurdo del tema, que caían por su propio peso.
Mis jornadas preferidas son las que dedicas a la política. Amigo Palindra, ahí te explayas. Gesticulas, abres los ojos, volteas cejas, asientes a tus planteamientos ante los interlocutores mientras te muerdes el labio superior, y tragas saliva autoafirmándote...Eres un espectáculo, Palindra, y de veras me admira tu fortaleza mental y los decálogos que te sacas de la chistera, decálogos de auténticos despropósitos, ruinosos y piltrafosos, y que tienes a bien compartirlos con el resto de la humanidad.
Deberías escribir esos Decálogos en Libros Inmortales cual Texto Sagrado Religioso, para que queden plasmados en ellos tus pensamientos y particular filosofía de vida, y se lean y estudien en colegios, universidades, mesas políticas, y quién sabe, surja un movimiento religioso en tu honor. El Palindrismo. Me emociono de pensarlo.
Y es que son muy buenos los discursos que inicias planteando un problema para acto seguido aportar casualmente la solución, añadiendo como gran colofón tu ya famoso "por sentido común, por sentido común", invocándonos a reconocer tu gran y formidable sentido práctico de la vida. Los presentes, nos miramos de soslayo, y nos asustamos de tus procesamientos mentales, sin atrevernos a afirmar o a negar nada. Ahí está la trampa. Cuidado que al Palidra le gusta el debate.
Y si fueran solo conversaciones...¿Y tus proyectos? ¿Y la gilipollez perenne supina de tus proyectos? La mujer que te quiere, beatificación ya, ha tenido que soportar tus ideas apoyándote además de en lo económico, en lo moral, desesperada hasta el punto de llorar de ridiculez. Pero tú, como buen Palindra cabezón, te empeñabas, erre que erre, hasta que la realidad resultaba tan abrumadora que había que recular sí o sí. Me imagino tus pensamientos palindrones echando números y cuentas en tu casa, resoplando, buscando alternativas aún más absurdas, hasta que la mujer que te quiere, Santa Hembra entre las Hembras, con lágrimas de impotencia, te hace ver la realidad. Pagaría por poder haber visto esas escenas donde tú seguías diciendo gilipolleces para mantener a flote tus proyectos,con esa vocecilla finita e inmadura, agarrándote a un plan b y c y d, mientras elevas hacia el infinito tus cejas.
Y si fueran solamente tus conversaciones y proyectos...Pero es que lo bordas en cualquier ámbito de actuación. Aún recuerdo cuando en un Amigo Invisible navideño, te pediste...¡Un mueble de IKEA***! Por supuesto, ese año me tocaste a mí, y te hice ver a través de la mujer que te quiere- después de Santa Teresa de Jesús es la mujer más increíble que conozco-, que no estaba dispuesto a ir a por el mueble al quinto coño, acondicionar los asientos traseros de mi coche para que entrara el armarito de los cojones, dejarlo unos días en mi casa, volver a colocarlo en mi coche cuando tocara el reparto de regalos y trasladarlo cuando a ti te salga de los huevos... No señor, no. Ahí tuvimos un encontronazo, y resultó tan desagradable para el resto de participantes, los cuales se habían pedido cosas normales que piden las gentes normales (libros, música, aparatitos electrónicos, ropa), que ese año se suspendió el certamen gracias al Palindra Invisible. Lejos de encorajinarme contigo, te cogí más aprecio si cabe porque entendí que tu naturaleza era así, era inevitable para ti no entender las molestias que acarreaban tu solicitud. El incidente creó unos vínculos entre tú y yo que hicieron forjar una amistad de ensueño, para toda la vida.
La otra tarde, te vi mientras caminabas al sol, tú de perfil. El sol exaltaba tu palindrez global. Eres palindra hablando, gesticulando, andando, y riendo. Finalmente riendo. Cuando te ríes de esa manera escandalosa, aguda y chillona, espontánea, infantil y patética, dejas mucho que desear como persona humana. No digo yo que no seas una persona cuando ríes, pero no humana. La mujer que te quiere, Doña Paciencia Infinita, te lo debería decir.
Punto para el estudio exhaustivo supone tu particular anatomía craneal. Creo e intuyo que tus neuronas, si es que debo usar el plural, se concentran mayormente en el borde supraorbitario y apófisis cigomática, que de manera bilateral, adornan tu gran hueso frontal, que lo tienes muy desarrollado, y aunque me podrás decir que anatómica y fisiológicamente es imposible, más imposible resultan los pensamientos y los actos con los que nos has obsequiado los últimos años, y ahí están.
Hay algo simiesco en dicho hueso frontal, con esas prominencias anatómicas tan exacerbadas. Y te estás quedando calvo; eso te pasa por abusar del secador de pelo, so melón, que eres más borrico que un équido.
Pero dentro de todo el espectro de tus habilidades, hay una que me tiene absolutamente anonadado, y que me causa verdadera devoción. No estás inmunizado, cabrón. Eres Fuerte. Un ser Fuerte y Simiesco, fuerte, que ha podido con todo, lo físico y lo psíquico. La naturaleza no ha podido contigo. Tú has sido más fuerte que la naturaleza. Animal, so pedazo de animal. Eres tan bruto que la naturaleza no ha podido contigo, en pleno siglo XX.
Por ponerte un pero, amigo Palindra, hay que reconocer lo extremadamente gorrón que eres, cabrón. ¿Cuándo has invitado tú a algo? La mujer que te quiere - ¿cuándo acaba el amor y empieza la desesperación?- te ha pagado, que yo sepa, esta pequeña lista: los últimos años de estudios, un pedazo de máster, hipotecas, luz, agua, papel higiénico, coches, secador de pelo (sí, ¡SECADOR DE PELO!), gimnasios, impresoras**, papeos...que yo sepa...Te lo han pagado todo, y eso me lleva a preguntarme si no seré yo el Palindra. ¿Cómo lo haces?
Y por ponerte un último pero: hay que ver cómo tragas. Comes como si no hubiera un mañana, especialmente cuando tú no pagas, es decir, siempre. Recuerdo cuando te jalaste un flan entre los entrantes y los primeros platos...¡Un flan! ¿¡De dónde salió ese flan!? Lo vi con mis propios ojos,y los comensales acompañantes se preguntaban si era cierto lo que acaban de contemplar. Tú reías en tu mundo, disfrutando a un mismo tiempo en tu boca, la deliciosa mezcla de patatas fritas, flan y el dulce sabor de estar siempre invitado.
Y en esas comidas, ¡qué decir de ese saber estar para colocarte en la parte de la mesa desde donde se llega mejor a todos los platos! Es algo digno de reconocimiento mundial; entiendo que no habrá nadie en el mundo con esa habilidad tan desarrollada, y es la mujer que te quiere, Santa Patrona de las Causas Perdidas, la que ha de retirarte el plato común para que dejes a los demás una porción de viandas.
Por último. El alcohol. A todos nos sienta como nos sienta, nos desinhibe y todo el rollazo que todos sabemos....Pero lo que hace contigo no está publicado aún por la ciencia. La forma de reír y sollozar al mismo tiempo, sin parar de engullir lo que haya en la mesa...La forma de hablar cantando, o de cantar hablando, sin parar de jalar, con la boca llena, mientras ríes y sollozas...Te prefiero con alcohol, esa es la verdad; ebrio eres menos Palindra, digamos un Palindra al 70%. Así que yo, cuando coincidimos en la mesa, te sirvo cerveza sin parar, para que no aparezca el full-Palindra, o Palindra al 100%, que siempre, con sus peroratas, será peor que un Palindra rebajado/ embriagado. En fin.
Y de nuevo, perdóname, Palindra, ya no hablaré más de ti. Era un simple desahogo, porque a pesar de no ser mal tipo, abrumas. Ya me callo, ya no hablaré más de ti. Aguantaré como pueda cuando me toque jornada palindrona, pero no volveré a escribir. Ya me callo. Y no creas que me caes mal, al revés. Además, creo que el relato o ensayo que te he dedicado, es el que más palabras tiene, más de 2500, pero Tú te las mereces, Palindra de mis entrañas.
Resumiendo, las características generales del Palindra, vendrían a ser:
1) Una habitual presencia en las reuniones más señaladas, a sabiendas de que es invitado (que no va a pagar un duro, vaya), y en las que desarrolla un optimismo que va en aumento así como una prestancia entre los contertulios donde abusa de lo típico y de lo tópico, mostrándose solícito ante todo y ante todos, así como excesivamente jovial.
2) Derivado de lo arriba expuesto, una irritante tendencia a sacar temas de conversación previamente meditados por él, absurdos, infantiles e impenetrables.
3) Muy paralelo a lo arriba expuesto, una molesta inclinación por generar y mantener debates; normalmente, solo logra generarlos por unos minutos; ante la falta de participantes, el debate no se suele mantener, optando el Palindra por seguir comiendo.
4) Derivado de lo arriba expuesto, una inquietante apetencia por engullir todo lo que aparezca por la mesa. Es de destacar que ya entre los entrantes destaca su savoir faire, persiguiéndolos con los ojos desorbitados y el cuello hacia delante conforme aparecen en su campo visual. Sabe ubicarse en el centro de la mesa, equidistante a todo, y se apropia de las fuentes comunes hasta el final de la jornada.
5)En relación a lo arriba expuesto, al final de la jornada está ya bien cargado de alcohol, sustancia que paradójicamente, le rebaja la palindrez, siendo para mí un ser más soportable, aunque no para de hablar entre risotadas melodiosas agudas espeluznantes. Es en esos momentos, cuando la mujer que le quiere- ¡oh Penélope, esposa de Odiseo!-, le retira el brebaje espirituoso que tenga entre manos.
6) Como epílogo, recalcar que su Misión en la Vida es aún una incógnita para muchos, desconociendo el sentido de todo cuanto se ha dicho aquí. Pero que no seamos capaces de vislumbrar dicha misión no significa que no exista, lo cual es muy preocupante.
P.D. (I). PALINDRA 2.0. Perdóname de nuevo, Palindra, pero la culpa la tienes tú. Dije que me callaba ya y no ha sido así. Por mor del destino, tú y yo hemos coincidido en un grupo de wasap, tan de moda últimamente. ¿Sabes ya por dónde voy? Sí, lo sabes. Eres de los que más participas, y además, en tu linea de decir no ya chorradas, que eso el que más y el que menos...Es que eres Un Palindra Superior, inagotable, extremista, yihadista del palindrismo... No te había imaginado como Palindra 2.0, pero resulta que terminas de palindrear en wasap lo que no palindreas en el mundo real...¿Cómo lo haces, so cabronazo? Silenciado estás ya, so mamón.
P.D. (II). PALINDRÍN. Perdóname otra vez. No sé qué excusa poner ya. Tan solo reseñar que me da pavor ver la cantera de palindras. Palindrín promete. Es tan bruto como su Padre. Es tan cabezón como su Padre. Es tan Palindra como su Padre. Vaya mamporrazos que pega. Mamporrazo para allá, mamporrazo para acá. Me quedo horrorizado y pasmado con la puta genética. Enséñale desde chiquitito a gorronear, que es un Arte. Un Arte que tú practicas con técnica, algo burda, pero te funciona. Me callo ya. Saludos.
P.D. (III). PALINDRA Y LOS PRESUPUESTOS. No sé cómo he vuelto a llegar hasta aquí, pero creo que la culpa es de la última comida que tuvimos en común. Me diste un coñazo con los presupuestos autonómicos, que creo, que no me merezco, honestamente. Pero lo que me hizo gracia fue el razonamiento final, es decir, a través del presupuesto de la autonomía tú no entendías los gastos que se habían realizado sobre la base del déficit existente...¡Tú!!!! ¡Que has hecho lo que has hecho, bribón, pecador...! ¡Tú! ¡Que has despilfarrado y puesto en peligro el dinero de tu familia para acometer tus proyectos empresariales infantiles, estériles, incongruentes y ñoños! Te admiro cada día más. Te quiero.
P.D. (IV). No he podido resistirme. Habías mejorado mucho, y afortunadamente, te habías ausentado con frecuencia en las reuniones comunes. Pero ayer, volviste por tus fueros. Vaya disertación más absolutamente palindrosa que largaste sobre la distancia social. No tengo palabras.
P.D.(V). Perdóname de nuevo, mi querido Palindra, pero es que eres sublime. Resulta que llevas meses sin aparecer, y de repente, olvidas tus oposiciones y accedes a ir al piso de la playa. Míster Gorrón Mayor del Reino. Nadie como tú. Defecar en el mismo váter. ¡Oh tempora, oh mores!
P. D. (VI). Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. Ayer tuve el placer de coincidir contigo unas horas, y he acabado nuevamente en esta página. Lo siento. No sé expresar lo acontecido. Habías cambiado, eras una persona más madura, pero aún así, no parabas de hablar de todo como si fueras el Creador del Creador. Eran momentos mágicos, irrepetibles, que resumo brevemente:
* el acuífero: estremecedor vocablo utilizado en uno de tus discursos para explicarnos el curso natural de una corriente de agua que desembocaba en una alberca. Entré en éxtasis.
* la suciedad del fondo de la piscina: solo Tú podrías reparar como reparaste en las pelusillas irregulares que se depositaban en el fondo, vaporosas y temblonas a través del agua transparente, en un diciembre que nos eximía del baño e incluso de la contemplación piscinera. Solo Tú podrías explicar como explicaste el origen de esas pelusillas, con unas parrafadas acerca de los movimientos del agua en verano y del reposo en invierno, absolutamente asombrosas.
* el desagüe del seno de la cocina: cuando la cocina se anegó parcialmente a la hora del café, la persona de la casa tomó las riendas y encontró la solución momentánea. No era para tanto. Resultó apoteósico cómo apostillabas y apuntalabas las frases resolutivas del dueño de la cocina, recalcando tautológicamente sus explicaciones, que permitían acometer la tarea de hacer, por fin, café. Esa última frase tuya..."yo te he entendido perfectamente" dirigida al amo del mesón, ante la desconfianza de otros seres tras el arreglo parcheado, me conmovió, pues rezumaba esa sabiduría global tan tuya en ese estado tan tuyo de optimismo ocasional que te genera una verborrea desatada in crescendo.
* operaciones económicas: el leñazo con el que me obsequiaste al respecto de tu nuevo trabajo, con detalles conversacionales acordes con ese optimismo tan tuyo, rayando en la megalomanía, me hizo recordar un episodio de Bob Esponja, donde Patricio, merced a un golpe en la cabeza, pasa a ser un tipo inteligente. ¿Te había pasado lo mismo, querido Palindra? Todas esas explicaciones que me dabas sobre cuantías y movimientos monetarios, cómo reñías a otros compañeros para corregirlos, esas lecciones moralizantes que incluías....Me dejaron muy despistado, la verdad.
En fin, que me ha gustado volver a verte, pues he podido apreciar en tu inquietante persona, madurez y sabiduría, entre otras brillantes cualidades. En lo negativo, tienes más frente. O menos pelo, como prefieras. Y reitero mis excusas por haberme metido nuevamente en las posdatas.
*Poyas con y griega equivale a pollas al cuadrado.
** Cuando yo renové una impresora mía particular, misteriosamente Él se enteró, y esa misma tarde, a primerísima hora estaba en mi casa con una sonrisa de oreja a oreja con la intención de llevársela; la intención se hizo realidad, y fue la mujer que le quiere- un Monumento YA al amor incondicional inagotable- la que le recordó aquello tan agradable de dar las gracias.
***Infierno.