14 Jun
14Jun

Me comporté como un estúpido . Yo tenía razón en mi exposición, en mi argumentación,pero las formas no eran las adecuadas, y conforme expulsaba palabras a borbotones, dábame cuenta de ello. Era uno de esos días donde el cabreo está presente con intensidad preocupante. Era uno de esos días donde el Ser Superior, el Gran Calvo, el Alopécico entre los alopécicos ha irrumpido en tu rutina bien temprano y te ha tocado los huevos con ese estilo suyo tan peculiar, esquivo y distante.

No estuve para nada afortunado, en definitiva. Pero no insulté, no provoqué, no injurié ni alteré orden público alguno. La escena tan sólo fue presenciada, además de por el receptor de mis vehementes palabras, por una pareja de policías nacionales, él y ella, a escasos metros, con otros quehaceres en esos instantes.

Cuando mi perorata finalizó, me volví a mi despachín, me senté y continúe con la labor previamente interrumpida merced a la situación que forzó mi apasionado discurso. No llevaba ni un minuto atareado cuando noté una presencia que me observaba. Giré la cabeza a la izquierda y en el hueco que debía ocupar la puerta si la hubiera cerrado , estaba la mujer policía. Me miraba fijamente, notando yo que quería abordarme dialécticamente, con un rostro "amascarillado" seriote que impresionaba un poco, junto con su uniforme y esa intimidatoria pose adoptada: brazos cruzados y piernas semiabiertas. 

Fue ella la que inicialmente articuló palabra, excusándose, abriéndose paso en pos de una pretendida conversación. Yo contemplaba sus ojos para intentar adivinar por dónde podían venir los tiros (cuidadín), pues hablo con polis de manera frecuente con cierta confianza . Ejemplo de ello es la parejita con la que más contacto entablo: ella, encantadora y educada, me envía sonrisas que amplía hasta "asiatizar"sus ojos, pareciéndome a veces que me guiña uno; él, apodado por mi como Chicharito, se empeña en darme palmadas en el hombro al cruzarnos, con ese guante con el que ha tocado durante toda la mañana todo tipo de seres humanos desprovistos de libertad. Y cuando digo todo tipo, quiero decir todo tipo. Coño, y mi primo es poli. Que me molan los cops, vaya, que les aprecio y admiro.

Ella habló por fin tras algún titubeo. Con tono prudente, empezó a referirse al show montado por mi escasos minutos atrás. Utilizaba términos como sorpresa, hombre mayor, palabras fuertes, acaloramiento...Buscaba en su primera parrafada que yo me justificara, que le explicara lo que acababa de ver, que le diera un motivo válido para entender lo acontecido. Yo pensaba que no me tenía que explicar ante nadie; no estuvo bien lo sucedido, pero no es un delito, señora agente, y además y lo más importante, no es de su incumbencia, bella protectora de la ley. Meditaba para mi mientras la miraba, no sabiendo bien por dónde tirar. Ponerme borde con ella me parecía demasiado.

Sin embargo y para mi sorpresa, esta vez, fui yo el que titubeaba- que no twiteaba- porque me sentía mal por dentro, y a modo de desahogo, le conté de manera superficial las previas de la historia. La bella agente repetía las palabras clave que yo emitía (impuntualidad , reincidencia, tomadura de pelo), como para convencerse de que ese individuo se merecía un escarmiento. Era una estampa algo cómica. Yo daba explicaciones y ella las hacía suyas, para de esta manera tranquilizarse ella más que yo. Cada vez que yo finalizaba una frase, la poli asentía lentamente vocalizando aun más lentamente la última palabra, notando yo cada vez más calma en todo su ser azulado.

Cuando acabé, mi nueva amiga inquisidora hizo un resumen oral de lo narrado por mi estupefacta persona, tranquila y pausadamente, asintiendo otra vez en cada adjetivo que yo había empleado, y lanzándome el resumen en una especie de glorioso vocativo, me instó a que yo confirmara si los hechos fueron así. Parecía la redacción de un atestado policial, cojones. Y todo lo dicho, de pie en el hueco de la puerta, sin quitarme ojo de encima y con sus antebrazos entrecruzados colocados como un impedimento para mi huida.

Cuando ella terminó su resumen, nuestro resumen en resumidas cuentas, nos quedamos los dos asintiendo en común en un gran momento absurdo, en silencio, unos pocos segundos, tras los cuales disertó al respecto de cómo podría haberse dirigido la situación en otro sentido, reconduciendo la cuestión hacia el win win famoso. Ahora se zambullía en las aguas de la psicología con su precioso uniforme, y me daba la razón para inmediatamente arrebatármela sin piedad, dejándome con aliento suficiente para no desmoralizarme. 

Hablaba de manera sutil, con ejemplos sencillos, sin elevar la voz, muy pedagógico todo y diáfano . Yo no dejaba de pensar que no era asunto suyo y que no era para tanto, pero al mismo tiempo me enternecía el esfuerzo que la super poli realizaba. Me estaba abroncando dulcemente,  con un látigo embadurnado de miel, y en sus ojos, habiendo firmeza, vislumbré melifluidad de carácter. Su tono no era duro, su mascarilla no fluctuaba en demasía hacia fuera y hacia dentro y sus cejas apenas se arquearon. Pero no dejó de mirarme en ningún momento, siempre con cierta tensión.

Se despidió con lo que yo intuí una delicada sonrisa, y se fue. Me dejó mal cuerpo . Un sabor amargo me recorría la moral y el resto del día no dejé de pensar en los dos sucesos: primero mi alocucion inapropiada y posteriormente la fermosa bronca de la poli. Porque es lo que fue, una riña hecha con ternura, belleza en sus formas, palabras y estrategia , pero una riña al fin y al cabo. Me llamó al orden, vaya. Será una persona dotada de la oratoria y de la ética, pienso, que no pudo refrenar el impulso de enterarse de los motivos de algo que no le gustó, y sin que fuera un tema suyo, lograr comprender el contexto de un hecho aislado, y al mismo tiempo, reprender suavemente al que tuviera que reprender, yo en este caso. Que me sirva de lección .
Ella manejó en su cotidiana vida de silencios cantados una idea que se convirtió en sobrevalorada, a raíz de un escrito discreto (propio de un bandarra) y una charla ridícula . El mundo de las ideas es extraño. Surgen desde un foco, real o virtual, y a partir de ahí se tiende a fantasear. A ella le duró poco tiempo el ensimismamiento, es cierto, pero a él le alcanzó para ver el reflejo de la morbosidad, la soledad y la imprudencia. Conocedora de lo eminentemente teórico, no supiste ver que no existía ningún modelo perfecto ni paraíso alguno de conocimiento en tu ensoñación. Tú crees pertenecer,  como tu amiga vanidosamente insoportable (profesa un insufrible culto al Yo), al mundo Inteligible. Permaneced en esa Idea. Como se dejó llevar por los sentidos,  no supo catalogar al bandarra como verdaderamente se merecía. Y un bandarra solo existe en el mundo más prosaico. El bandarra solo es sombra.


https://www.youtube.com/watch?v=Kxx00CmSucg


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